Macarons de violeta

 

Para aquellos de vosotros que me seguís en Twitter mi nuevo enemigo no es un misterio: los macarons de violeta. He estado tratando de dominar estos hermosos pastelitos utilizando los colores que mi amiga Ángela de ai love baking me mandó por correo hace unos meses. Ella no tiene problemas con sus macarons, son simplemente perfectos.

Bueno, cada intento fue un desastre, y no podía determinar cuál era problema, probé cambiando la temperatura del horno, el tiempo de horneado, el momento en el que incorporaba el color… y nada parecía funcionar.

Decidí tomarme un descanso y hacer una horneada de macarons de chocolate para unas amigas que vinieron a casa y me salieron perfectos, ni uno solo estaba roto o quemado o sin el collarín de alrededor… Y me fijé que en la receta de éstos, el cacao en polvo (que añade color y sabor) se añadía a los ingredientes secos y no a las claras, como me indicaba la receta de los de violeta que hiciera con el colorante y la esencia de violeta.

Así que intenté hacerlos de esta manera y ¡funcionó! El único problema fue la cantidad de colorante que añadí, porque como veis en las fotos son más bien de un color purpura… pero después de tantos intentos, estos me parecieron perfectos.

A pesar del dramatismo del color, su sabor es muy suave y delicado.

De hecho en casa llevamos varias semanas respirando macaron 24/7 porque entre todos los ensayos con los de violeta y mi preparación para una clase de macarons que di en un centro comercial cercano, los niños y mi marido ya no daban abasto para acabar con ellos…

La experiencia fue fantástica, yo estaba un poco nerviosa porque era la primera vez y ya sabéis que los macarons son muy temperamentales, con lo que no era seguro que los que hiciera con los asistentes salieran bien.

Gracias a Dios, todo fue genial y todos los macarons salieron perfectos. ¡Qué alivio!

Aquí tenéis otras fotos de ese día, las ha hecho un fotógrafo fantástico y con mucho talento, llamado Martín Méndez.

Cremas de Violeta

Ingredientes

• 200 g azúcar glas
• 125 g de almendras molidas
• 120-125 g de claras de huevo (unos 3 huevos)
• Una pizca de sal
• 30 g de azúcar extrafino
• ½ cucharadita de esencia de violeta
• Una pizca de colorante morado en polvo
• Una pizca de colorante rosa en polvo

Procedimiento

Ponemos el azúcar glas, las almendras y una pizca de cada colorante en el bol de un robot de cocina (o una batidora eléctrica) y mezclamos un minuto hasta que se amalgame todo. Reservamos.

Echamos las claras de huevo en una fuente limpia y seca. Añadimos la sal y batimos a punto de nieve con las varillas o con una batidora eléctrica.

Seguimos batiendo a media potencia mientras agregamos el azúcar extrafino a cucharadas y el aromatizante. La mezcla ha de quedar compacta, blanca y brillante.

Con una cuchara grande incorporamos la mezcla de azúcar y almendras a las claras de huevo.
Mezclamos bien con una espátula, teniendo cuidado de no romper las claras, usando movimientos envolventes. El preparado debe ser homogéneo y sin grumos.

Llenamos la manga pastelera y formamos círculos del mismo tamaño (de unos 5 cm de diámetro) en bandejas de horno cubiertas con papel vegetal. Eliminamos las burbujas de aire con unos golpecitos secos sobre la encimera y dejamos reposar los macarons entre 15 minutos y una hora (hasta que al tocarlos no se peguen a los dedos).

Precalentamos el horno a 160 ºC (320 ºF) con calor arriba y abajo y aire caliente (Aunque debemos recordar que cada horno es distinto y que esta es la temperatura que me ha funcionado a mí, es conveniente hacer una prueba primero con unos pocos macarons, para asegurarnos de que es la temperatura correcta).

Horneamos los macarons en el estante de en medio del horno durante 10 minutos. Los dejamos atemperar un poco sobre la bandeja y luego los despegamos con cuidado.

Para el relleno usé un ganache de chocolate blanco, el mismo que para mis macarons con frambuesas. Esta es la receta.

Espero que os gusten y que no os den tanto trabajo como a mi

¡Qué aproveche!